Durante el embarazo o al convertirte en mamá, es normal preguntarte: “¿Cómo puedo ser mamá sin olvidarme de mí misma?” La maternidad es un viaje lleno de amor, pero también de retos. Ya seas mamá primeriza o repitas la experiencia, es fácil perderse en el cuidado de otro ser sin prestarte atención a ti. Aquí te acompañamos con una mini guía para ser mamá sin abandonarte, cuidando tu bienestar físico y emocional.
Libérate de la culpa
Pensar en ti no te hace una mala madre. Ser mamá es transformador, pero también desafiante. Entre el cansancio, los cambios hormonales, la recuperación física y el amor desbordado, puede aparecer la culpa. Esa voz interna que te cuestiona cuando extrañas tu vida previa o deseas espacio para ti.
¿Qué hacer con la culpa?
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Identifícala: Reconoce cuándo y por qué te sientes culpable.
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Cuestiónala: ¿Esa exigencia viene de ti o de estereotipos? Sé honesta contigo.
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Frénala: Redirige tu mente hacia pensamientos positivos, recuerda que una mamá feliz es una mejor mamá.
La importancia de no abandonarte
Tus hijos no necesitan perfección, necesitan amor, guía y una mamá feliz. Si tú estás en equilibrio, ellos aprenderán de tu ejemplo a valorarse y cuidarse.
Trabaja en tu amor propio
El amor propio es tu brújula. Escucha esa voz interior que te recuerda tus necesidades físicas, emocionales y espirituales. Alimenta tu autoestima, descansa, cuídate, y habla con tu pareja para encontrar equilibrio como equipo.
Consejos prácticos para no olvidarte de ti
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Sé paciente contigo misma: No te exijas de más ni te compares con otras mamás.
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Tómate tiempo para ti: Pide ayuda, involucra a tu pareja, respira y recarga energía.
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Organiza tus días: Establece rutinas realistas. Encuentra espacios para tus hobbies o descanso.
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Ve un día a la vez: Vive el presente, sin estrés. Todo se acomodará.
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Cultiva tus gustos: Retoma poco a poco lo que te llena de alegría.
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Deja crecer a tus hijos: Confía en su independencia a medida que crecen.
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No omitas tus necesidades: Tu bienestar es esencial, no lo pospongas.
Ser mamá sin abandonarte es posible. Escúchate, quiérete y permite que la maternidad te sume, no te reste. Tu felicidad también importa.