¿Has escuchado hablar de la “pausa obligada”? Esta técnica de disciplina positiva ayuda a tu hijo a detenerse y reflexionar sobre un mal comportamiento. Como padres, el reto está en equilibrar el amor con la firmeza. Queremos darles todo a nuestros hijos, pero también sabemos que poner límites es clave para su desarrollo emocional y social.
Ya te hemos compartido otras prácticas de disciplina respetuosa, pero hoy queremos enfocarnos en la pausa obligada: qué es, cómo funciona y cómo aplicarla de forma efectiva.
¡Ojo! No es un castigo. Es una forma no violenta de romper con una conducta inadecuada, fomentando la autorregulación emocional.
¿Qué es la pausa obligada?
La pausa obligada es un método que busca generar autocontrol. Se trata de hacer una pausa consciente para romper con la conducta o ambiente problemático. Es útil cuando tu hijo está haciendo un berrinche, se muestra irritable o tiene un mal comportamiento.
La Academia Americana de Pediatría (AAP) ofrece recomendaciones para aplicarla con éxito:
Fuente: AAP - Time Outs 101
¿Cómo aplicar la pausa obligada?
1. Dale una advertencia.
Primero, advierte que si continúa con el mal comportamiento, tendrá que hacer una pausa.
2. Explícale su falta.
Dile claramente qué hizo mal. Así podrá empezar a reconocer sus emociones y reflexionar sobre sus actos.
3. Aíslalo con cuidado.
Llévalo a un lugar seguro, alejado de distracciones, pero sin agresividad. No debe ser su habitación ni cerca de sus juguetes. El objetivo es romper el contexto de la conducta, no castigarlo.
4. Usa un cronómetro.
El tiempo debe ser proporcional a su edad: un minuto por cada año. Si interrumpe la pausa, explícale que debe completarla para poder hablar y reinicia el cronómetro.
5. Déjalo tomar el control.
Después de los 3 años, puedes permitir que regrese por sí mismo cuando se sienta listo para hablar. Esto fomenta la responsabilidad y el autocontrol.
6. Hablen después.
Al terminar la pausa, escúchalo. Deja que exprese cómo se siente y luego explica, sin regaños, qué conducta fue inadecuada y qué podría haber hecho diferente.
Claves para que funcione
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Sé firme, pero no agresivo.
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Habla con un lenguaje sencillo y claro.
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Mantén constancia: si decides aplicarla, hazlo siempre que sea necesario.
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No uses esta técnica como un castigo, sino como una herramienta de regulación emocional.
El amor no debe ponerse en duda
Sabemos que la maternidad y paternidad pueden ser agotadoras. Sin embargo, la pausa obligada no debe ser un reproche ni un acto de culpa. Es una oportunidad para que tu hijo aprenda a calmarse, a pensar y a mejorar su comportamiento desde el respeto.
¡No es un castigo!
Es esencial entender que la pausa obligada no busca reprender, sino guiar. Ayuda a tu hijo a conocerse, manejar sus emociones y ejercitar su autocontrol.
Una práctica útil para todos
Los adultos también hacemos pausas. Cuando estamos saturados en el trabajo, tomamos un respiro, un café, un momento para nosotros. Lo mismo ocurre con los niños: necesitan aprender a reconocer cuándo parar, y tú puedes ser su mejor guía en ese proceso.