¿Sabías que una de cada cuatro mujeres embarazadas en México ha sufrido violencia obstétrica? Según un estudio publicado por la UNAM, el 25% de las mujeres enfrenta este tipo de abuso durante su atención médica. La violencia obstétrica es un tema urgente, y entenderla es el primer paso para erradicarla.
Hablamos con María José Álvarez Espinosa, psicoterapeuta y guía de mujeres en posparto, quien nos explicó cómo reconocerla, cómo afecta a las madres y bebés, y cómo prevenirla. Puedes conocer más sobre su trabajo en su Instagram.
¿Qué es la violencia obstétrica?
Es cualquier práctica verbal, psicológica o física ejercida por profesionales de la salud que afecta a la mujer durante el embarazo, parto o posparto. Incluye ignorar sus decisiones, medicalizar procesos naturales sin justificación y deshumanizar su atención.
El gobierno federal la define como una apropiación del cuerpo de la mujer que le quita autonomía y afecta su bienestar físico y emocional (ver documento).
¿Quién ejerce la violencia obstétrica?
Principalmente médicos gineco-obstetras y personal de salud, pero también familiares, por desconocimiento, pueden participar. Un ejemplo: inducir un parto por conveniencia, sin razones médicas, es violencia.
¿Los bebés también son víctimas?
Sí. Separar al recién nacido de la madre sin justificación puede afectar su salud y el vínculo materno. Esto impide el acceso al calostro y dificulta la lactancia temprana.
Formas comunes de violencia obstétrica:
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Violencia psicológica y verbal: gritos, amenazas, invalidación de los deseos de la madre.
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Episiotomías innecesarias: cortes realizados sin justificación médica.
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Cesáreas sin motivo médico: México tiene un 35% de cesáreas, superando el 15% recomendado por la OMS.
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Separar a la madre del bebé: rompe el vínculo y retrasa la lactancia.
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Restringir el movimiento: inmovilizar a la mujer durante el parto.
¿Se castiga la violencia obstétrica en México?
Aunque la OMS reconoce este término, no existe una tipificación legal clara en México. Por eso, es clave visibilizarla y denunciarla para que no se normalice.
Consecuencias en la madre:
Puede causar depresión posparto, estrés postraumático y afectar la relación con el bebé. Es vital buscar apoyo psicológico y compartir la experiencia para sanar.
¿Cómo prevenirla?
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Infórmate y toma decisiones conscientes sobre tu embarazo y parto.
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Cambia de médico si no respeta tus deseos.
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Participa en cursos de preparación al parto.
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Cuestiona prácticas hospitalarias y busca un equipo pro parto respetado.
La información es poder.
Saber tus derechos y cómo deseas vivir tu maternidad es clave para evitar este tipo de violencia. La OMS recomienda atención centrada en la mujer, con respeto, mínima intervención y toma de decisiones informada (ver recomendaciones).
El parto no es solo un procedimiento médico, es un acto de vida, amor y dignidad. Tú decides cómo vivirlo.