Por: Karen Zúñiga
Según la Asociación Española de Masaje Infantil (AEMI), los masajes aportan grandes beneficios a la salud de tu bebé. Ayudan a reducir el estrés, aliviar cólicos y resfriados, mejorar el tono muscular, estimular la liberación de la hormona del crecimiento y fortalecer el sistema inmunológico. Además, permiten crear un lazo afectivo más fuerte entre madre e hijo.
¿Cuándo puedes empezar a dar masajes a tu bebé?
Es recomendable esperar hasta que tu bebé cumpla seis semanas de nacido. Antes de esta edad, su cuerpo es muy frágil y podrías causarle molestias.
Preparativos para un masaje ideal
Un buen momento para realizar el masaje es después del baño. Acondiciona la habitación para que esté cálida y sin corrientes de aire. Puedes colocar música relajante si lo deseas y usar una toalla o cambiador para mayor comodidad.
Recomendaciones para un masaje seguro
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Utiliza un aceite hipoalergénico especial para bebés. Si tu bebé tiene piel sensible, usa únicamente productos recomendados por su dermatólogo.
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Calienta el aceite entre tus manos antes de aplicarlo para evitar que tu bebé sienta frío.
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Realiza movimientos suaves y circulares en brazos y piernas, de arriba hacia abajo.
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Masajea sus pies con delicadeza, incluyendo la planta y el empeine.
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En el pecho, realiza movimientos circulares descendentes, y frota suavemente su pancita si no le causa cosquillas.
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Ponlo boca abajo para masajear su espalda. Asegúrate de que su cabeza esté en una posición cómoda. Desliza tus dedos a lo largo de su columna con suavidad.
Después del masaje
Vístelo y déjalo descansar en tus brazos. Notarás que tu bebé está más relajado y tranquilo. Las caricias fortalecen su autoestima, estimulan sus sentidos y lo ayudan a crecer seguro y feliz.